3D: El nuevo impulso del cine

Mediante la tecnología autoestereoscópica, el cine en 3D podría volver al apogeo que experimentó durante los años 50. Fué en junio de 1915 cuando se produjo la primera proyección de un filme con esas características. El lugar fué el teatro Astor en Nueva York, y se pasaron tres cortometrajes: Escenas rurales de los Estados Unidos. El rey de la estafa dirigida por Hugh Ford y Edwin Porter, y un documental sobre las cataratas del Niágara. Actualmente algunos estudios de Hollywood están utilizando técnicas digitales en tres dimensiones, han propuesto reinventar la experiencia de ir al teatro.

El efecto en tres dimensiones se basa en el principio de que los humanos vemos en estéreo. Nuestros ojos ven la misma imagen desde puntos focales ligeramente diferentes, y gracias a ello se percibe la profundidad de lo que se está viendo. Este atributo de la visión humana se puede usar para que un objeto se vea como si flotara o, por el contrario, como si se adentrara aún más en la pantalla. En el cine se utiliza un proyector 3D, en él se cargan las películas a través de discos rígidos externos. Su capacidad es de 2 terabyte (2.048 gb), capacidad que alcanza para cargar 5 películas de este tipo.

La imagen que reciben los espectadores es una sola, pero la proyección emite dos datos, uno para cada ojo, lo cual decodifican las gafas que están compuestas por filtros LCD. En escala microscópica cada lente está integrado por 15 delgadas capas. Estas gafas están hechas de un material plástico ergonómico y de muy poco peso, por lo general son devueltas al finalizar la función. El cine tradicional está de capa caída al no ofrecer innovaciones a los espectadores; se busca con esto convertir la ida al cine en una experiencia única y especial.